La Relación del Japón, de Rodrigo de Vivero, gobernador y Capitán General de las Filipinas, narra los sucesos que vivió en 1609 tras naufragar en un viaje rumbo a Nueva España. Rodrigo desembarcó cerca de un pueblo llamado Yubanda no muy lejos de la capital. Fue tomado prisionero pero a los pocos días se le reconoció como el gobernador de Filipinas, se le dio un trato privilegiado y se solicitó su presencia en las cortes del Shogun Tokugawa Hidetada, en Edo, y Ogosho Tokugawa Ieyasu, en Zurunda. Al llegar ante el Ogosho, Rodrigo de Vivero hizo varias peticiones a favor de las relaciones de Japón con el imperio español: