La poesía de Felipe García Quintero es elemental, porque postula un trasiego; un juego combinatorio de los elementos —tierra, agua, aire, fuego— en busca siempre de la cifra que, desmalezada, entrega el hueso: lo medular. En esa misma dirección podría decirse que aparece aquí un elemento lejos de la quintaesencia aristotélica y cercano a esa quinta pata que reconocen algunas culturas orientales: el vacío.
Jorge Boccanera