En una mañana de enero de 1956, una playa de Mazarrón es testigo de la aparición, junto a unas rocas y sin signos de violencia, de los cuerpos de dos hermanos de mediana edad junto con tres copas de cristal. A partir del día siguiente, el comisario Isidro Gutiérrez y el juez Vicente Seguí, ambos adscritos a la policía judicial y al juzgado de Totana, inician una investigación bajo el interrogante de qué hacían dos hermanos en aquel lugar, y en esas fechas, a la orilla de la playa, así como de si ha sido asesinato o suicidio.
Poco tiempo después, descubren la existencia de un tercer hermano que hizo el viaje con ellos desde popular el barrio de La Latina, de Madrid, y cuyo cuerpo no ha aparecido.
Ninguno de los dos intuye en ese momento hasta qué punto el intento de resolver esa historia cambiará sus vidas.