Tienes diecisiete años y comienzas a construir con claridad tu futuro. Pero un
día, sin saber cómo ni por qué, te dicen algo que te cambiará para siempre:
“tienes cáncer”.
Te enfrentas a dos opciones: ser débil y huir del problema, o armarte de
valentía para enfrentarte a él con la mayor de las sonrisas. Y lo que al
principio podía ser una horrible enfermedad acaba convirtiéndose en una
piedra en tu camino que te enseñará la lección más importante de tu vida. Y es
que, si algo no debe faltar en los momentos más duros es eso, la sonrisa.
Prueba con ella.