La Cascada de poesía parece un automatismo sonoro, pero es una caravana de pensamientos conscientes. Josefina no está dormida cuando escribe, ni mirando para otra parte, su mano repinta en el papel lo que su mente dibujó en los astros. La Cascada de poesía de Josefina es un acto de dominio sobre sí misma, como la trapecista sin red, como la modelo que domina la mano del lanzador de cuchillos, como la gimnasta del triple salto vital.