Muchas relaciones están llenas de conflictos porque no sabemos amar sabiamente.
Confundimos, erróneamente, el amor con un sentimiento. Y no. El amor no es un sentimiento, sino la decisión de apoyar nuestro máximo bien y de ser felices con la felicidad ajena, al margen de lo que sintamos.
Si apoyas mi felicidad, me amas. Si no apoyas mi felicidad, no me amas. Por tanto, amar no es un sentimiento, sino la decisión de buscar nuestro máximo bien que se demuestra en la práctica.
Mantener esa decisión y actuar sabiamente en toda circunstancia no es fácil. Pero es imprescindible para amar y hacer que nuestras relaciones sean armoniosas.
Toda relación, ya sea de pareja, laboral, familiar, de amistad…, puede ser una relación de amor.