"El viruto, el del jabón, el del burro, fueron expresiones que en el fondo le devolvían a sus orígenes, aunque había un tono despectivo en quien las elegía para referirse a Gallardo. Está claro que despertaba admiración, pero sobre todo, envidia. Realmente fue un adelantado a su tiempo, una persona sagaz, de esas que no daban puntada sin hilo, como vulgarmente se suele decir. Pero sobre todo lo que le hizo ser un triunfador fue el trabajo incansable en el esfuerzo, disciplinado, organizado, meticuloso, visionario, atrevido (...)"