Reza el refranero que la primavera la sangre altera. Para algunos, la menor cantidad de horas nocturnas supone variaciones en la producción de melatonina, serotonina y feromonas. Para el resto, la cuestión trasciende a lo biológico y se sitúa en el nivel de lo estético y emocional.
Conforme avanza la ciencia, cada vez parece más evidente que somos el resultado de nuestros condicionantes biogenéticos. Y, sin embargo, existe el libre albedrío, aquel que nos permite ser diferentes. Entonces, ¿por qué las estaciones nos conjugan invariablemente en un sentir colectivo compartido?
Son los colores, los olores, los sentidos, la naturaleza, la espera del verano... y mucho más.
¿Estás preparado para descubrirlo?