Parafrasear a John Muir quizás sea la mejor opción para describir el valor de nuestra educación, de los cimientos de la sociedad. En una realidad que cambia constantemente, plagada de emoticonos de colores y redes que no están hechas precisamente de cabos entrelazados, la labor docente adquiere un significado diferente: somos el futuro de nuestro futuro.