Relatos de este pueblo, mitad vividos, mitad soñados; mitad para reír, mitad para llorar. Relatos que con un poco de fantasía quieren imitar la realidad, donde nada es verdad ni es mentira; nada es pura vida ni puro sueño. Relatos pensados para emocionar tranquilamente y, sobre todo, para ayudar a conciliar el sueño en alguna tarde de la canícula del verano.