Morir todos los días es la desgarradora historia real de Gabriela, una joven búlgara cuya vida toma un giro inesperado cuando, a los 22 años, el alcohol se convierte en su refugio y su tormento. En este emotivo relato, Gabriela narra con crudeza su caída en el alcoholismo, exponiendo sin filtros los momentos más oscuros de su batalla interna, pero también las pequeñas luces que, en su lucha, la empujaban a no rendirse.
A través de sus ojos, el lector se sumerge en el doloroso ciclo de la adicción, pero también en el deseo de redención. Entre las páginas del libro, aparece la historia paralela de otro joven búlgaro atrapado en la misma espiral destructiva, un reflejo del sufrimiento que tantas personas viven en silencio.