El autor se hace eco de la decisión de Dios de ofrecer al hombre una alianza que, a lo largo de la revelación, no solo queda formulada como un contrato o pacto, sino que llega a ser un ofrecimiento de relación amorosa. Esta alianza, que atraviesa el texto de las Sagradas Escrituras, culmina en el misterio de la Encarnación, donde Dios se hace hombre, y así el hombre se diviniza.