Este libro se centra en el problema de la discrecionalidad y la libertad judiciales, así como también en los criterios de racionalidad y éticos que guían la labor del juez equitativo. A diferencia de aquellos que ven una fuerte creatividad interpretativa, se argumenta que el juez que practica la equidad tiene la tarea de maximizar el valor de la ley y preservar su integridad.