Este trabajo colectivo bordea la tesis de la inherencia de los afectos y la política, pero fundamentalmente tiene por origen la relevancia que estos cobraron en la escena pública en los últimos años. El rescate teórico de los afectos, incluyendo los tradicionalmente considerados “negativos”, “tristes” o “dañinos” constituye hoy un pilar para cualquier reflexión sobre la política, especialmente cuando las nuevas derechas abonan sus discursos, ya no solo con un pathos destructivo y del odio, sino también con el de la bondad, el cuidado, la alegría, el amor.