La obra nos transporta al mundo celta del s. V a.C., donde magia y realidad conviven juntas.
Al pie de los Alpes, en el lago Neuchâtel, varias aldeas luchan por conservar las mejores tierras y su dignidad frente a los pueblos bárbaros del Norte, más allá de las grandes montañas.
El amor y las batallas, sus tradiciones y rituales se entremezclan dando vida a unos personajes que nos acercan a los emplazamientos celtas, con ese respeto a la naturaleza, representado en la Diosa madre Tierra, con igualdad entre hombres y mujeres en una realidad donde luchar es necesario para sobrevivir.