En La herencia de África, Alicia Méndez plasmó sus experiencias vitales desde lo más profundo de su ser. A medida que escribía, en pleno tratamiento para combatir un cáncer, los recuerdos y los pensamientos transitaban por su mente, por lo que su obra ha de entenderse como un todo, lejos de ser caótica. Esta manera única de escribir otorga a su ópera prima un valor sentimental y literario incalculable. Residente en Navia, Alicia comenzó su libro "pensando que no lo iba a acabar". Y ahora nos presenta la historia de su vida.