Doña Catalina Greene se convierte en una matriarca desde que toma las riendas de su casa apenas siendo una niña, cuando su madre, una isleña indómita y hermosa, abandona a su marido y a sus hijos para fugarse con un peón de La Parra, la finca vinícola de tierra negra donde vivían.
Teresa es la menor de las tres hijas de doña Catalina, y la única que ha sacado el ánimo rebelde de su abuela y la fuerza de su madre.
Estas tres mujeres –abuela, madre y nieta– forman el cuerpo de una novela saga en la que se entretejen las historias de amor y los relatos sobre los vínculos familiares.
Son estos soportes de la vida –el amor y la familia– los núcleos que alimentan "El dulzor de la tierra".