Vivir el desamor también es positivo, ayuda a saber lo que se quiere y lo que
no y, a pesar del dolor de la pena de amor y de la pasión no correspondida,
supone un renacer en el alma de quien lo vivió; y si verdaderamente se sintió
de verdad, a pesar de la adversidad, la vida te lo devuelve con cosas
maravillosas.
Y a pesar de besar muchos sapos y culebras disfrazados a lo largo de la
vida, no encontrarás al príncipe o princesa del cuento para comer perdices,
sino a alguien que verdaderamente merece la pena, para traer la paz que el
alma a veces requiere en noches de tormenta, en noches de nostalkolía, o
elegir un camino en solitario, totalmente loable y maravilloso, por cierto.
Nostalkolía está escrito para toda aquella o aquel que como decía mi querida
Lola Flores:
- haya amado dejándose el alma en un suspiro
- haya luchado dejándose la piel en el camino
- haya llorado un adiós, con sabor a despedida pero sobretodo…
- haya probado el sabor agridulce de la vida
indistintamente de sexo, raza, religión o aficiones varias...