En la grafía de un mapa con sus coordenadas y regiones, aparecen cuerpo, voluntad; se hilvanan sentimientos y fuerza en el territorio individual y común donde los seres que se configuran son descritos a través del tono lúdico de la ficción poética.
Dioses, héroes; humanos divinizados y más, se cristalizan en una narración vertical. Para descubrirlos; para evocarlos como entes únicos e irreductibles. Los dioses gastados se dividen en cuatro, como una fruta o un objeto. El poeta se coloca en el sitio de lo increíble para desentrañar la realidad, todo aquello que nos convierte en origen, presencia, en historia.