Una mirada al interior puede ser una mirada por la ventana o a un horizonte que esboza una distancia no medible.
Estos poemas, como un diario, nacen mientras la música acompaña cada nuevo amanecer dando luz a ese espacio intangible entre el horror y los recuerdos, entre las risas y las lágrimas, entre la soledad y la compañía, entre la realidad y la fantasía.
Estar encerrado entre cuatro paredes diluye los límites métricos establecidos, hay días en los que despiertas siendo un romántico, días en los que eres un crítico especializado en la totalidad del mundo, y otros en los que te abstraes a la antigua ágora griega y la filosofía se desliza en tus sílabas.