El mundo de Mara se muere, el sol abrasa y el agua hace tiempo que dejó de bajar abundante por el río. Todo a su alrededor es escasez y agonía. Si no hace nada enseguida, ella y su familia perecerán lentamente. Solo existe un lugar al que acudir, uno que permanece verde mientras en el resto todo es polvo y aridez: el Bosque de Robles. Claro que eso no va a ser fácil. La leyenda dice que nadie ha sobrevivido jamás al encuentro con la dríada, la protectora del bosque. A pesar de las señales adversas y la hostilidad del lugar, Mara se adentra en él dispuesta a arriesgar su vida para conseguir el alimento que tanto necesitan ella y los suyos.