Julius Evola mostró esa especial y añadida dosis de ‘sensibilidad’ y de poder de interpretación que le posibilitaron el no estancarse en una visión rígida de los diferen-tes textos Sapienciales y Sagrados del mundo de la Tradición cuando éstos nos hablan de la doctrina de Las Cuatro Edades, pues el proceso de decadencia que ésta nos expone no es irreversible ni está impregnado de un fatalismo contra el que nada pueda oponer el Hombre.