Occidente está sin aliento, es tarde, probablemente demasiado tarde para cambiar el rumbo, y nadie sabe lo que vendrá después de la anunciada colisión entre la biempensancia y la realidad. Y, sin embargo, hay que vivir, vivir con la decadencia de Europa, vivir con la certidumbre de que mañana tal vez sea peor que hoy; vivir sabiendo que los días de la civilización, tal y como la conocemos, están contados. ¿Qué hacer?, ¿cómo gestionar nuestra vida cotidiana?, ¿cómo proyectarse, pese a todo, hacia el futuro?, y, sobre todo, ¿qué hacer para legar nuestra herencia en peligro a nuestros descendientes? He aquí algunas preguntas a las que este vademécum intenta dar respuestas prácticas —y realistas…