Jesús sigue sanando y liberando hoy, pero también sigue enseñándonos que de nada sirve ser sanado o liberado, o escuchar sus palabras, si no las ponemos por obra. Quienes tal hacen, edifican su vida y fe sobre un fundamento débil e inválido para enfrentar la adversidad, ese fundamento es la arena. Sin embargo, quienes atienden a las enseñanzas de Jesús para practicarlas, están edificando sobre un fundamento sólido, eterno y duradero. Ese fundamento es la roca.