Escribir se convirtió en una necesidad cuando salí de mi país acabando de cumplir los 71 años, dejando toda una vida…
Empecé a sentir una inmensa nostalgia que se apoderó de mi espíritu y tenía que aliviarla porque dolía.
Así escribí mis primeros versos cargados de nostalgia y aromas, recuerdos de lo que había vivido en forma de versos, y comenzó a fluir la paz dentro de mí.
Recordar aquella naturaleza que conocí siendo muy joven cuando trabajé en el Amazonas, con toda su fuerza venía a mi memoria, alimentando esos versos que describen sus ríos, el viento, las noches oscuras llenas de misterio. Todo se hacía nítido y escribía con pasión reflejando todo lo que conocí y aprendí de esa naturaleza exótica, que avasalla.