Dicen que cuando uno está a punto de morir, los recuerdos de toda una vida se suceden ante nuestros ojos como imágenes fugaces. Pero mientras Leonardo se desangraba, solo había de recordar, y con total precisión, su último año, en el que verdaderamente se sintió vivo.
Cansado de la monotonía de su gris existencia, aparecería **Noriko** para cambiarlo todo y poner de patas arriba su corazón.