La noche está poblada de sombras, seres ocultos, peligros acechantes. Es en la oscuridad cuando el criminal se siente incentivado con la promesa -inexistente- de la impunidad y cuando el animal nocturnos aprovecha sus talentos innatos para cazar a presas incautas.
En ese mundo aterrador y oscuro, el buen poeta es capaz de ver lo bello y, a veces, hasta lo luminoso y esperanzador. Como en un libro con las hojas en blanco. el heroico poeta se arma con su instrumento de poesía y se dispone a acometer la más hermosa de las tareas: crear.