Ficha

Este libro responde a una necesidad académica y personal por justificar la finalidad del hecho educativo, el cual ha de contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más solidaria y más libre, y que ponga en el centro a las infancias y a estas en relación con el sostenimiento de la vida y de la comunidad. La Educación Infantil tiene que constituirse como un lugar privilegiado desde donde construir buenos vivires. Buenos vivires presentes, basados en las posibilidades creadoras de las infancias y en el bien común. Buenos vivires donde merece la pena estar, comunicarse, aprender, compartir, cooperar, cuidar, emocionarse y celebrar. Buenos vivires que ponen en el centro la equidad, la autogestión, la libertad, lo comunitario, lo individual, y la necesidad del vínculo. Este libro no es solo un texto, sino un pretexto para cuestionar las políticas educativas que imponen valores productivistas, trabajocentristas, individualistas, adultistas, heteropatriarcales, racistas, … alejados del bien comunitario, que es el que respeta a las infancias y las hace parte constituyente de la ciudadanía presente, con futuro y con pasado. Por ello, se precisa de una práctica educativa crítica sostenida en currículos justos y sostenibles que reconozcan el diálogo entre saberes, en una concepción de las infancias plural, creativa, capaz, política y respetuosa, en una didáctica entendida desde la integración de sus múltiples dimensiones, que la hacen fuerte, crítica e inconformista, y en propuestas educativas que humanizan. Y esto es lo que ofrece esta obra. Coloca el foco en estas cuestiones para hacer delas escuelas infantiles lugares habitables, con la participación y la gobernanza de toda la comunidad y con un profesorado crítico, creativo, libre, comprometido políticamente e, irrenunciablemente, humano.