Las preguntas huérfanas, las frases incompletas, los silencios que erosionan nuestros nombres… Cuando perdemos algo, cuando nos dividimos o cuando algo se nos separa, la naturaleza incompleta de la que estamos hechos se hace más evidente que nunca en nuestro yo, que puede vivir sin una pierna, o sin un brazo, pero que difícilmente vive sin un _nosotros_ que deje de aislarnos en el vacío de no poder encontrarnos con aquellas voces que nos completan.
ROSENDO CID