En _El Dios venidero de Nietzsche_, la autora demuestra que el lado “destructivo” y “nihilista” del pensamiento de Nietzsche fue en realidad sólo un martillo que Nietzsche usó para destruir las “mentiras milenarias” del judeocristianismo, una necesaria –aunque transitoria– etapa que precedió a su última creación: el Superhombre, una encarnación del dios en ciernes… el dios venidero.