Alain de Benoist nos previene de algo insólito: el Gulag y los comisarios políticos, contra toda lógica, no han desaparecido, siguen omnipresentes en nuestras sociedades para imponer el “pensamiento único” y censurar y perseguir el “pensamiento crítico disidente”. El autor nos describe todo un sistema técnico-político-judicial-mediático dirigido al establecimiento de un totalitarismo _soft,_ un Nuevo Orden moral impuesto por la Nueva Clase mundial, una perversa combinación del Panóptico de Jeremy Bentham y de 1984 de George Orwell en un mercado global de mensajes presuntamente democráticos y “transparentes”. Al final, el autor nos recuerda que “no hay nada más transparente que el vacío” y, por tanto, nos exhorta a “seguir siendo opacos”. Al menos así eludiremos la censura de la Nueva Inquisición.