Laura, en sus primeros años de vida, es criada por Soledad, la tía de su madre. Con ella crece rodeada de cariño y atenciones, lo que forjará en ella un carácter confiado y cariñoso marcado por el buen hacer de su madre adoptiva. Mientras tanto, su madre biológica se desentiende por completo de su crianza, hasta que, sin previo aviso, decide llevársela y sustraerla de un mundo positivo, para obligarla a estar en un ambiente de desatenciones y malas intenciones, convirtiendo su tránsito vital en una montaña rusa.
_Como la vida de las personas, aparentemente simple, pero llena de dilemas y contratiempos._
—Juan Ignacio Ferrándiz Avellano, escritor