Las sociedades actuales están caracterizadas por ser altamente cambiantes, produciéndose dichos cambios, además, a gran velocidad. En este contexto, la educación adquiere un papel clave en la preparación de una ciudadanía capaz de enfrentarse a los retos sociales y ambientales de la actualidad. Entre estos retos se pueden citar, por ejemplo, la multiculturalidad, la educación para la sostenibilidad o el manejo efectivo de las nuevas tecnologías de la información.
En este escenario, un inconveniente a solventar sería la falta de sintonía entre los cambios sociales y los cambios legislativos en los sistemas educativos, sin perder de vista que el éxito o fracaso de cualquier innovación educativa radica, en gran parte, en los docentes y debe partir de los resultados de la investigación educativa. En consecuencia, el éxito de cualquier modificación en el sistema educativo se asegura en buena medida al contar, en dicho sistema, con docentes bien formados.