Un mundo caracterizado por la pobreza, la homofobia y la xenofobia, del que Eribon decidió escapar yéndose a vivir su homosexualidad y forjar su universo intelectual en la gran capital, París. Mundo social con el que se reencuentra, décadas más tarde, en ocasión de la muerte de su padre. Este ensayo crudo y alentador sobre los modos de escapar al veredicto social ha sido un acontecimiento editorial en Francia. Alabado por la crítica, desencadenó un necesario debate público sobre las articulaciones entre dominación social e identidad individual.