Marcharse a otro lado siempre es complejo, incluso cuando uno lleva toda una vida esperando ese momento.
Todo lo nuevo se antoja enorme frente a unos ojos inocentes.
Y esa es la historia que se narra en A flor de piel: las vivencias de un joven que deja atrás el pueblo en el que ha crecido para mudarse a una gran ciudad. Poemas en forma de confesiones a susurros que solo se dan a altas horas de la noche. Una historia sobre perderse,
corazones rotos, encontrarse entre los brazos de los que un día son extraños
y en un par de pestañeos se vuelven personas indispensables y, sobre todo, crecer.