El peso de tanto poder en sus manos jugó en su contra. Pasó a ser un emperador al que le estaba todo permitido, ejecuciones incluidas, convirtiéndose en un monstro. Y el amor estaba prohibido excepto para él, transmutado en un peligroso depredador sexual para cuanta mujer hermosa cruzase con él... hasta que llegó la hora de pagar por todas las tropelías cometidas a lo largo de su mandato.