Decía la poeta Rosa Aulländer que una llave había perdido su casa. Tras probar y probar, encontró al cerrajero: la llave cabía en su tumba. La poesía de Inés Cañal es una llave maestra: abre puertas, ojos, entrañas, tiempos, infancias… e incluso abre aquello que no es, o lo que solo existe en su reverso: la maternidad, la aldea que humea en la memoria, las palabras no dichas.