Samuel, David e Izan, aunque no se conocen, a todos le ha pasado factura el trato di-recto o indirecto con la tienda de antigüedades, conocida como “El tenderete de las reliquias”. Este lugar es especial, ya que tiene un contrato con sus clientes que puede tener consecuencias muy negativas si no se siguen las advertencias del dueño.
Samuel, por ejemplo, tuvo que negociar con su osito de peluche de la infancia. El dueño de la tienda le ofreció una buena suma de dinero por venderlo, algo que cubriría sus deudas. El hecho de deshacerse de algo tan querido le causó un gran dolor de cabeza mucho tiempo después.