Un escritor perdido en la selva que no quiere que le encuentren, un cirujano plástico que quiere ser otro, una cajera de supermercado que no sabe qué le pasa a su marido, un señor que tiene un método peculiar para cobrar facturas, una empleada del hogar indignada porque su señora cree que es una ladrona, la estatua de una antigua diosa lunar que concede cualquier deseo o un viejo marinero irlandés del que su amigo y vecino no sabe nada son algunos de los protagonistas de estos cuentos que, a veces, parecen un accidente visto a cámara lenta y, a veces, parecen escenas sorprendidas en el momento menos oportuno, porque el mundo es, ante todo, raro.