En un primer momento, este título puede referirse a las parábolas según el evangelista san Lucas. Sin embargo, al leerlas en conjunto, sobresale el valor y la primacía que el evangelista otorga a los predilectos de Jesús: los pobres, los pequeños, los publicanos, los pecadores, los niños, las mujeres, y de manera especial, a las viudas.
A lo largo del libro, se evidencia el valor único de cada persona en su individualidad. Una semilla de mostaza, una oveja perdida, una moneda extraviada, un hijo que se aleja... Más allá del significado particular de cada imagen, destaca la valoración de lo pequeño, lo pobre y lo marginado: las verdaderas perlas del tesoro.