Amanece después de una noche agitada, así que nuestro aventurero decide tomarse el día libre por el antiguo Leganés, conversando con las gentes, deambulando por sus calles y redescubriendo monumentos y rincones olvidados, eso sin olvidarse de llenar el depósito de tarde en tarde con buenos vinos y viandas, así como con algún que otro whisky para tomar fuerzas y recorrer la ciudad entre mil peripecias.