Esta obra plantea la posibilidad de leer los años sesenta en la Argentina a partir de la hipótesis de un “relato de formación” que caracteriza a la retórica de distintos discursos centrales a la época y que imaginan una cultura en tiempo de transición. Son los años del desarrollismo pero también los de la revolución. En ese contexto, el “relato de formación” encuentra su metáfora en la subjetividad adolescente.