Arturo Jauretche hace rato que nos había advertido sobre la necesidad de afrontar la ‘colonización pedagógica’ que nos había llevado a una profunda colonización de la conciencia. Occidente se considera el prototipo de lo humano y en consecuencia, cree tener la misión especial, la especial y única vocación de enseñar al resto de la humanidad cuáles son los valores humanos que se encarnan en la ‘democracia’, palabra sagrada por excelencia.