Una nueva etapa política comienza en mayo de 2003 con la llegada al gobierno de una fuerza política, en la que se ensamblan dos grandes corrientes: el peronismo y la llamada “transversalidad”. El cemento entre ambas fue y es la figura de Néstor Kirchner y la formulación de un programa nacionalista y desarrollista, articulado principalmente en la matriz histórica del peronismo.