Raúl despierta en la cama de un hospital tras un grave accidente de moto. Inmóvil y sin poder hablar, observa a la mujer que ocupa la otra cama, Ángela, de 64 años, quien parece llevar allí más tiempo del que quisiera.
Sin más compañía que sus propias miradas y los gestos de las manos, ambos comienzan a entablar una conexión inesperada. Ángela, con su experiencia y su manera serena de afrontar la vida, comparte con Raúl sus recuerdos, sus miedos y sus silencios. Él, obligado a detenerse por primera vez, empieza a replantearse sus prioridades, sus decisiones y el rumbo que ha seguido hasta ahora.