“La independencia de Ucrania cambia la naturaleza misma del Estado ruso”, escribe. […] Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio en Eurasia. E incluso si intentara recuperar ese estatus, el centro de gravedad se desplazaría y este imperio esencialmente asiático estaría condenado a la debilidad, arrastrado a conflictos permanentes con sus inquietos vasallos en Asia Central.”