Teniendo presente todo esto, se puede decir que la mística de la democracia étnica en la Atenas clásica ha conocido en la historia moderna una única realidad política a ella estrechamente parangonable, dado que la estructura totalitaria del Tercer Reich estaba fundada sobre los mismos presupuestos del antiguo imperio ático: exclusivismo identitario, ciudadanía como privilegio racial, participación militante en la política, imperialismo militarista, Führung carismática y sociedad de rangos corporativos. El conjunto, enmarcado en una potente cultura del mito, de la tradición y del heroísmo popular, aquello que Nietzsche reclamó con la figura del dios del sacrificio y del arraigo al suelo: Dionisos, terrible y a la vez magnífico.