Bruna nunca pudo imaginar que su mayor ilusión, y su peor desgracia, vendrían de la mano de la misma persona: un maduro y elegante catedrático de literatura. Andrea, madre de la muchacha, desconoce la identidad del hombre que derriba sus barreras emocionales y se adueña de su corazón. Cuando lo descubre, es demasiado tarde para retroceder, causando la desazón de Bruna. Una cabaña, el sueño de su hija, se convertirá en el testigo involuntario de su infortunio.