Lo único que Amy necesita es que alguien le explique cómo funcionan su corazón y su cerebro, que están en una lucha por el poder constantemente. Cuando conoce a Jude, un chico coreano-alemán con los ojos azul-cielo más bellos que haya visto jamás, su mundo se pone patas arriba con la atracción instantánea que nace hacia él y sus dos gemelos mejores amigos.
Si eso no fuera ya complicado, no puede olvidarse de su primer amor, Ethan, que un día solo desapareció sin dejar rastro, pero con la promesa de volver.
Por si todo esto no fuera poco, ¿qué tal el enorme misterio tras el hueco en su memoria del último mes?
El distanciamiento con su (oficialmente no declarado) archienémesis, Armand; su mejor (básicamente única y verdadera) amiga, Nay, está demasiado rara y ocultándole cosas; sus profesores son todos unos alienígenas muy raros de diferentes mundos; sus hermanos son ridículamente sobreprotectores; los monstruos de sus padres no pueden saber dónde vive ella (ni ninguno de sus demás hijos) y, para colmo, está en su último año de universidad y debe decidir hacia dónde guiar su carrera y su futuro.
El mundo no deja de tirar de Amy en todas las direcciones y ella no sabe hacia dónde correr sin dejar todo atrás y en un enorme desorden porque siente que su cabeza bien podría explotar mañana.
Aunque algo es seguro, ella tiene la energía, la capacidad, el talento y las ganas, así que logrará resolver todos los problemas que vengan de frente y en su futuro, pero ¿tal vez no sea todo eso suficiente?
¿Qué es eso de lo que sus hermanos se niegan a hablar? ¿Qué pasó el mes pasado? ¿Por qué no puede recordar nada de esos días?
Amy tiene mucho en lo que pensar y su muy distraída, ansiosa y volátil mente no ayuda nada, la verdad.