En el mundo adulto hay homosexuales que lo que quieren es no rendirse ante su condición homosexual, sino superarla. La reorientación sexual es posible, por lo que la actitud fatalista respecto a la mutabilidad de la opción homosexual no está justificada. Ahora bien, si afirmamos que es posible cambiar, ello no es posible sin una serie de condiciones, entre las que las más importantes y absolutamente imprescindibles son la motivación del paciente para cambiar, su fe religiosa, un tratamiento terapéutico en el que el primero que crea en la posibilidad del cambio es el propio terapeuta. El tratamiento puede proporcionar grandes beneficios, como la posibilidad siempre de un cambio a mejor e incluso la llegada a la heterosexualidad.
Ante la pregunta inicial de si el homosexual tiene motivos para la esperanza, la respuesta es un sí rotundo.